19.11.11

Exhibición:Tribute, PINTURAS TRIBUTO A MARILYN MONROE, 2004

Exhibición:Tribute, PINTURAS TRIBUTO A MARILYN MONROE, 2004


por Cacheila Soto González, Galería La Pintadera, San Juan, Puerto Rico.


EL ENIGMA DE LA IDENTIDAD PROPIA

Ensayo por Enrique García Gutiérrez

Cacheila Soto, a sus 24 años, presenta una obra de impresionante madurez plástica y conceptual, evidenciada plenamente en su presente exhibición, Tribute: Marilyn Monroe, en la Galería La Pintadera, hasta el final de septiembre. Nueve pinturas de acrílico sobre tela y seis trabajos en medio mixtos sorprenden por su capacidad para adueñarse de un discurso del Arte Pop, sin crear en la monótona repetición de la apropiación superficial tan común que esta modalidad artística gestó desde sus inicios. Y si su arte demuestra gran competencia al reinterpretar un proceso que integraba fotografía, grabado, dibujo y pintura, y que ella integra con la computadora, lo primordial es, sin embargo, el original vuelco conceptual que le da al discurso Pop, al fijar la prioridad del modo interpretativo en la imagen como vehículo de sentimientos y estados anímicos y no de explotación gráfica. Algunos subrayan en la melancolía y en una visión introspectiva personal, al rendirle homenaje a la Monroe.

En febrero del año pasado, en elogiosa presentación a una anterior exhibición, Extracciones y abstracciones del subconsciente, el reconocido artista José A. Peláez, profesor de Diseño Gráfico de la Escuela de Comunicaciones de la UPR, comentaba que: "Su obra en general tiene una afinidad existencial con la que se desarrolló en los años sesenta, que conocemos con el termino de 'Arte Pop'. Las dimensiones de sus lienzos así como la paleta de colores planos, brillantes casi rayando a la iridiscencia (sic), tienen mucho en común con la obra de dos pintores norteamericanos de esa época: Warhol y Lichtenstein". Acto seguido, Peláez señala que, "...a diferencia de éstos, Cacheila no explota las imágenes del mundo consumista (sic) y capitalista sino que re explora una temática que es casi tan tradicional como la del arte mismo: la figura femenina y más específicamente el desnudo".

En el mismo espíritu de desafío artístico, Cacheila ahora se tira al ruedo y agarra al toro por los dos cuernos: el género del retrato sigue al del desnudo, y en específico es el retrato de la Monroe, o mejor dicho, su imagen icónica de la mujer símbolo del deseo y su explotación universal, al margen de su dolorosa humanidad y su eventual fin trágico, el que trabaja con singular acierto. Evocando no sólo la imagen que Warhol hiciera de ella (como de tantas otras celebridades de su tiempo), sino elaborando su imagen como retrato-icono mediático, de múltiples facetas expresivas, Cacheila cala profundamente en la problemática de la feminidad desde un inesperado punto de vista. Girando en torno a diversos roles de identidad que se derivan de centenares de películas y fotografías de Marilyn Monroe, Cacheila confronta el enigma de la identidad propia, y el de la concedida por otros; ambas se viven como sino involuntario que identifica la persona detrás de la máscara. Esa persona que, como en el drama griego, surge de un personaje heroico, condenado a pesar de sus virtudes a un fin trágico, es la que se proyecta a un público también ávido de descubrir su propia identidad. En el caso de la Marilyn Monroe de Cacheila Soto, su imagen es un arma de feminismo de fino calibre que, de un lado, condena la explotación de la mujer como objeto sexual y, del otro, ensalza su sensualidad y belleza como paradigma de las artes plásticas contemporáneas.

La afinidad de esta joven y talentosa artista al mundo variadísimo que se identifica como Pop, tendría sus raíces conceptuales, muy distantes, en la obra de uno de sus fundadores, el inglés Richard Hamilton. Éste no promulgaba lo satírico o el ataque a la cultura popular en su arte, prefiriendo el uso del humor o de la ironía para matizar su mensaje de crítica social. Hamilton tuvo un interés y serio compromiso con la fotografía como medio de expresión artística desde un principio, y fue él quien incorporó el proceso de reversal -revertir los valores cromáticos de un negativo- para lograr una paleta divorciada de la realidad pero sistematizada en grandes áreas de color plano de gran impacto visual. Todo esto y mucho más se encuentra en la extraordinaria gama de usos que Cacheila da al color, que ocupa un rol protagónico en su obra.

Tanto en sus medios mixtos que favorecen la serigrafía al integrar el grabado al dibujo con otros procedimientos (fotografía, collage, inversión del uso del carboncillo como calco, etc.), como en sus pinturas de acrílico sobre lienzo, se manifiesta una fascinación con la línea que conforma bordes de absoluta claridad. La separación del color en este procedimiento le permite una variable considerable en la proyección de siluetas y contornos; unos de amplio movimiento y fluidez de línea y otros de queridísimo e intrincado dibujo. Esta última modalidad se usa con frecuencia para crear lo que se ha llamado su modo cartográfico, pues sugiere un mapa cuando uno se acerca a la obra, una desconstrucción intencional de los bordes y, sin embargo, permite que la imagen total quede en foco al uno alejarse de la pintura. La dinámica entre lo representado y la técnica empleada está presente en variadas formas en su obra, y añade un elemento de tensión visual que se permuta en dramática e inseparable simbiosis del significado de la imagen final.

La investigación preliminar, antes de la selección de imágenes que trabajaría, buscando aquellas que sugirieran muy distintos estados anímicos de Marilyn Monroe fue exhaustiva a juzgar por el video que se presenta con la actriz cantando (desde Diamonds Are a Girl's Best Friend hasta Happy Birthday Mr. President); más de 200 fotos se proyectan, intercalando obras de la pintora en la muestra.

Cacheila Soto González pertenece al grupo autodenominado "Generación X del Arte Puertorriqueño", y que según dice la breve biografía del opúsculo de la muestra, es un "...grupo artístico que tiene como común denominador haber nacido en las décadas del 60 y 70, y que tiene la característica de tener pasión por lo que hacen sin fronteras y barreras".

Al entrevistarla en la mañana del día de la inauguración, la mayor parte de las obras estaba ya vendida, por la noche quedaba tan sólo una. El éxito en el mercado del arte dista mucho de ser una medida confiable de la calidad de la oferta, pero en este caso creo que es claro indicio de que un público considerable de amantes de las artes plásticas se ha percatado de que estamos ante una artista de credenciales impresionantes.

Cacheila sabe pintar aprovechando las lecciones de maestros internacionales y puertorriqueños sin caer en la repetición vacía de su obra y aportando un inconfundible elemento de originalidad de pensamiento y de ejecución. Su disciplina intelectual va acompañada de un dibujo y pintura de alto calibre y de pensada utilización para contextualizar el significado que quiere dar a la imagen presentada. A juzgar por las muestras que ya ha presentado (ésta es la primera que yo veo), es trabajadora incansable que se exige al máximo en cada caso si caer en la complacencia o la repetición (explotación) de su temprano éxito y reconocimiento crítico. Por todo lo dicho, ¡en hora buena!, y seguimos en espera de lo que esperamos está por verse todavía.

García Gutiérrez, E. (2004, 12 de septiembre). El Nuevo Día, Revista Domingo, EL ENIGMA DE LA IDENTIDAD PROPIA, pp. 8, 9.

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