por Cacheila Soto González, Galería La Pintadera, San Juan Puerto Rico.
Espacios Privados
Ensayo por Prof. Manuel Álvarez Lezama / Crítico de Arte / San Juan Puerto Rico-enero de 2004
Es siempre un regalo cuando un crítico de arte reconoce inmediatamente que esta frente a un artista joven que tiene el potencial de llegar a ser uno de los pocos que tienen el derecho de retarnos, seducirnos y con su estética enriquecer el arte de su tiempo- y a veces hasta redefinirlo (Picasso, Duchamp, Warhol, Hess, Mapplethorpe.) Y hoy, en la galería La Pintadera volvemos abrazar y aplaudir a Cacheila Soto González porque nos vuelve a asombrar con las intertextualidades de sus discursos estéticos, con su honestidad/ valentía/ retos y con su extraordinario profesionalismo en cualquiera de los caminos que decide tomar.
El alucinante poeta chileno, Vicente Huidobro, en un poema magistral le pide a los poetas jóvenes que no le canten a la rosa, que le hagan florecer para siempre en su poesía. El buen arte, el arte de consecuencia, el arte que sobrevive a los cortesanos y payasos del momento, se trata siempre de la creación de un complejo diálogo que nos enseña/ reta/ obliga a ver la Vida (tanto a la que le cantó Dante, tanto a la que le cantó Calderón, como a la que le cantó Borges; himnos que revelan/ aclaran/ definen tanto lo cotidiano/ pedestre como los más inimaginables secretos y los más sublimes milagros) de una manera nueva y diferente, una visión que nos hace más libres, más profundos, más generosos, más buenos poetas para que le canten y ayuden a salvar este precioso/ pequeño/ injusto/ triste planeta azul pálido.
Lo que desde un principio en su extraordinaria carrera artística tanto en el energético Centro de Adiestramiento y Bellas Artes de Aguadilla como la excelente Escuela de Artes Plásticas de Puerto Rico-Cacheila Soto González se manifestó como una apasionada y valiente hacedora de metáforas visuales. Y todo los amantes de las artes en nuestra Isla sabemos (y estamos orgullosos) que en los tres últimos años se ha establecido como protagonista entre nuestros artistas de avanzada/ sin límites/ sin miedos. En tiempo record se ha unido tanto a los artistas jóvenes más provocadores/ consecuentes/ inteligentes que desde los '90 nos representan en los foros internacionales más prestigiosos (desde Allora y Calzadilla, Chemi Rosado Seíjo, Ignacio Lang, Aarón Salabarrías, Ada Bobonis, Javier Cambre, Arnaldo Morales, Fernando Villanueva, Marta Pérez Morales, Freddie Mercado y otros más conocidos como Enoc Pérez, Dhara Rivera, Rosa Irigoyen, Charles Juhasz Alvarado y Nayda Collazo), hasta 'Maestros' que jugaron papeles importantísimos cuando se comienza a redefinir el arte después de la Segunda Guerra Mundial (artistas de la talla de Rafael Ferrer, Antonio Martorell, Domingo García, Melquíades Rosario Sastre).
A sus 23 años Cacheila Soto González no sólo se atreve a establecer diálogos serios con 'Maestros Internacionales' de la talla de Warhol, Lichtenstein, Close, Basquiat, Mapplethorpe, Clemente, Cogney, Koons, Mendieta y los interesantes retratistas del 'POP-post-mo/post-Euros' en el Viejo Mundo, y también con los confusos pero divertidos experimentos de los chinos después de Tianamen, sino que esta incansable retratista/ analista/ cronista también logra en sus nuevas obras conservar (de tú a tú) con artistas nuestros del prestigio de Myrna Báez, Rodón, Mari Mater O'Neill, Carlos Collazo, Arnaldo Roche Rabell, Antonio Martorell y Víctor Vázquez.
Estamos ante una artista ya importante, seria y comprometida con el arte. Cacheila Soto González usa/ domina/ juega/ se goza/ y (claro está) sufre las maravillosas/ complejas/ controversiales nuevas posibilidades que continúan redefiniendo lo que es arte. Los enigmáticos/ seductores/ retratos / mapas / diagnósticos que nos presenta, reafirman que esta joven visionaria ha llegado a una madurez impresionante tanto en su profesionalismo dentro de la pintura 'POP' (que no permite ningún tipo de error ni en la línea, ni en el uso de colores, ni en la composición) sino que no le teme a acercarse a cualquier tipo de profundidades que revela el físico humano. Usando algunos de los recursos/ magia de los genios del Renacimiento (específicamente Miguel Ángel con sus esclavos y Leonardo da Vinci con su Mona Lisa) nunca vamos a descifrar completamente ni los rostros, ni los cuerpos, ni las topografías de la obra de Cacheila Soto González. Lo que sí sabemos inmediatamente al ver estos lienzos es que luchan por acercarse un poco a aquello que nunca nos damos cuenta cuando nos toca: LA FELICIDAD.
Soto González, C. (2004). Espacios Privados [Opúsculo]. Galería La Pintadera, San Juan, PR.
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